Hoy mi cuerpo es la prisión
Que me niega ese deseo de bolar
Y me inunda no me deja respirar
Y mis manos son puñales
Las armas de mi mente
El deseo de estar ausente
Dicha eterna
Un pasaje a la dulce eternidad
La cual parca y taciturna no muestra la cara
Provoca el desvelo de este cordero
Que a pesar de todo conserva el deseo
Avivando el fuego de la libertad .
Carla Vanesa Darget
No hay comentarios:
Publicar un comentario